EL CÓNDOR Y EL ÁGUILA

El sueño del cóndor y la paloma a parte de lo que personalmente me ha trasmitido, me ha hecho recordar lo que reflexione cuando leí hace un par de años la “profecía del encuentro del cóndor y el águila”.
Tuve claro que esta profecía hacia referencia al “descubrimiento de América”, cuando se realizó el reencuentro de dos mundos que durante milenios habían evolucionado por separado.
El “águila” formaba parte del escudo de la reina Isabel I de Castilla “la católica”, símbolo que adopto basado en sus profundas convicciones religiosas en honor a San Juan el evangelista. Apóstol que representa más a la Iglesia como unidad mística que a la iglesia estructural.

Águila de San Juan y de la Reina Isabel


Isabel la Católica fue la promotora de la expedición comercial y evangelizadora de Cristóbal Colón, que pretendía llegar a Asia dando la vuelta al mundo por el Oeste. Lo que encontró fue un continente del que no tenían conocimiento y que confundieron con la India. Y con ella llevó todo lo que esta parte del mundo había encontrado, las artes, la música, la cultura, la civilización y sobre todo el Cristianismo, y su concepción clara de que cada ser humano lleva en sí la presencia de Dios.


Carabela de Santa María
Por cierto otro aspecto mágico de este descubrimiento fue que debido a la devoción de la reina Isabel a la virgen Santa María de Guadalupe y su real monasterio en tierras cacereñas, al que llamaba su “paraíso”, se fraguase en este monasterio la primera expedición de Colón y que se encomendase precisamente a Santa María de Guadalupe el éxito y la protección de esta.

Hay ciertas tendencias que nos confrontan a unos y a otros, obviando que la humanidad es una. La verdad y la sabiduría que encontraron , sumerios, griegos, incas, chinos, mayas, íberos, romano, egipcios, y un largo etc.., forman parte de nuestro patrimonio.
Todos hemos sido conquistados y hemos sido invasores. Lo que perdura traspasado el crisol es el legado de las generaciones posteriores.

¿Qué sentido tiene quedarse aferrados a unas tradiciones, por el sólo hecho de serlas, si el propósito del individuo y de la humanidad es la evolución, el desarrollo de sus talentos, el progreso del Alma y del Espíritu?.

Detrás del velo, vivamos en un poblado, o en una ciudad populosa, o en mitad de la selva, la Verdad es la misma. Lo realmente importante es cada uno de nosotros y nuestra relación intima con Dios. Cuanto más elaborado sea nuestro disfraz, más difícil será romper las cadenas que nos atan a la separatividad y a las ilusiones del ego.

América del Norte y América del Sur siempre han sido un único continente. Lo realmente mágico y hermoso fue el descubrimiento de todos los continentes y de sus habitantes. Todos somos indígenas y extranjeros.

En este presente ya nos hemos encontrado los que vivimos en la superficie de este planeta Tierra. Aún faltan los que viven fuera y los que habitan en el interior.

Jesús dijo : “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:32.

María A.


“Sólo el hombre espiritual, el que es unidad en la Unidad, puede entender, vivir y penetrar el sentido y el ser de la vida Natural.
   
Pero el cumplimiento y Realidad de los Principios Esenciales y cósmicos, no depende de la realización de determinadas formas que toma la Humanidad. Pero el Hombre,  en la vivencia progresiva de todas ellas, debe entender, ser y vivir conscientemente lo que Es, en esa Eterna Sinfonía de la Realidad y realidades de Dios.

Las palabras de Dios, son los Principios y los arquetipos de la creación, y éstos son eternos, porque son espíritu. Pero las formas (no la forma), el hombre en esta apariencia física, la estructura eclesial, etc...pasarán. Pero la Vida, el Amor, la Verdad, Dios, el Hombre no pasarán.

Ya los hombres, las conciencias, han recibido el mensaje emitido constantemente por la Conciencia, y se preparan para  la nueva Era, para la nueva Especie, para el Hombre Nuevo. Y no por altruismo, sino como única respuesta al clamor del Cielo:

Al clamor de la Conciencia Cósmica,
al clamor de nuestra conciencia.
al clamor de nuestro corazón
al clamor de la Madre Tierra.
Es tiempo de vivenciar la Conciencia, y el Espíritu, la Fraternidad en el plano físico, de relación entre los hombres encarnados.

"Es tiempo de que seamos Unidad en el Espíritu, en la Mente, en el Corazón y en la Tierra".
   
Jesús dijo:
Sed Hombres Nuevos y habitareis un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva"
   
El fin de este ciclo es inminente.
Seamos creadores y servidores con el Creador y su Creación, y extendamos las alas de la Conciencia, para volar con el Viento hacia la Nueva Tierra, hacia la unidad integral de todos los hombres.    

Nieves B.

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