LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA


Todas las manifestaciones de Dios,
todos los planos son infinitos.
Es infinito el Universo, 
es infinita la Mente y la Conciencia infinita.
Y en cada una de ellas
hay infinitud de mundos y universos.

En todos los planos en que somos, 
somos eternos, mudables.
Como el Amor y la Alegría que somos,
Todo es Dios y Dios Es en todo.

Yo soy en todo
y todo vive en mí, cuando soy unidad, 
en la Unidad de Dios.


Soy una vibración azul de Dios.
Soy su Alegría.

Nieves B.



"La Conciencia Es en nosotros".

Hace unos cuantos millones de años se hizo evidente que la Tierra había empezado a experimentar una manifestación de la evolución radicalmente distinta, "la evolución de la Conciencia".
Este nuevo proceso basado en la conciencia de ser, supone un cambio cualitativo tan importante como la aparición en este planeta de lo que hemos denominado “Vida”.
El Espíritu, protagonista de la evolución de la Tierra, abraza la materia y la eleva en su conjunto a una etapa cognoscitiva para que viva, sepa y contemple las leyes que rigen el universo y perciba una dimensión espiritual más allá de este plano material.

Esta etapa evolutiva está representada por el ser humano. La especie humana, al igual que los demás organismos, es el resultado  de la evolución. Nuestros antepasados de hace unos 10 millones de años no eran seres humanos. Pero la rápida evolución de nuestra especie es sustancialmente diferente a las demás criaturas de la Tierra.
La Humanidad ha aportado manifestaciones como el arte, el lenguaje, la escritura, la tecnología, la consciencia, la conciencia, la apreciación de la belleza, el conocimiento, la vida del espíritu, la sabiduría... y ha sido capaz de llegar a una especie en la que ya se ha desarrollado el Alma, la inteligencia y los sentidos interiores.


A la evolución material se ha sumado pues una manifestación superior, basada en el desarrollo de las cualidades espirituales, Amor, Belleza, Sabiduría, en la inteligencia y en la capacidad de evolucionar a través del conocimiento. Así aunque, las demás manifestaciones no se han detenido, la evolución de la Tierra está principalmente determinada por nuestra cada vez más acelerada evolución.

Durante el largo periodo que llamamos “Prehistoria” el ser humano se dedicó a una economía nómada de subsistencia.

No sabemos que es lo que pensaban, sentían o creían, nuestros antecesores durante este largo periodo. Creo que de alguna manera el primer ser que se puede considerar humano, sintió en su interior unido a la aparición de la consciencia, la presencia de algo espiritual. Aunque en cada tiempo y en cada lugar lo expresaban de una manera diferente.
En un principio ese conocimiento no era más que una sensación de algo "superior", que sentían en todo aquello que les rodeaba, la luna, el sol, algunos animales... Y de algún modo, conseguían comunicarse con la esencia espiritual de la naturaleza, creando las primeras religiones basadas en la magia.


Con la civilización empieza una nueva etapa evolutiva del ser humano que todavía no ha concluido. Comienza el desarrollo de las cualidades superiores y espirituales, nacen y se desarrollan cosas tan importantes como la filosofía, la política, las religiones, las matemáticas, la astronomía, el urbanismo y sobre todo la escritura. La escritura es uno de los avances fundamentales de la humanidad. Y a partir del momento en el que los seres humanos somos capaces de narrar y dejar constancia por escrito de los acontecimientos, pensamientos o conocimientos, entramos realmente en la Historia.
Empieza la organización social, la "especialización económica” y el comercio. Se establecen normas y leyes, y aparecen las fronteras, es decir se definen los territorios que corresponden a cada Estado. Pero lo realmente importante que define a una civilización y le hace crecer, es el cultivo del espíritu y el desarrollo consciente de las artes y las ciencias. Aparece la necesidad de expresar las vivencias espirituales en la materia y el ser humano empieza a investigar, a estudiar y reflexionar sobre todo lo que le rodea y sobre nuestra propia existencia y razón de ser. Se cultiva la Sabiduría, abarcando todo el conocimiento, al cual en las antiguas civilizaciones, se consideraba esencialmente Divino.
Se tiende a la Belleza tanto exterior como interior. El arte se Hace unos cuantos millones de años se hizo evidente que la Tierra había empezado a experimentar una manifestación de la evolución radicalmente distinta, "la evolución de la Conciencia".
Este nuevo proceso basado en la conciencia de ser, supone un cambio cualitativo tan importante como la aparición en este planeta de lo que hemos denominado “Vida”.
El Espíritu, protagonista de la evolución de la Tierra, abraza la materia y la eleva en su conjunto a una etapa cognoscitiva para que viva, sepa y contemple las leyes que rigen el universo y perciba una dimensión espiritual más allá de este plano material.

Esta etapa evolutiva está representada por el ser humano. La especie humana, al igual que los demás organismos, es el resultado  de la evolución. Nuestros antepasados de hace unos 10 millones de años no eran seres humanos. Pero la rápida evolución de nuestra especie es sustancialmente diferente a las demás criaturas de la Tierra.
La Humanidad ha aportado manifestaciones como el arte, el lenguaje, la escritura, la tecnología, la consciencia, la conciencia, la apreciación de la belleza, el conocimiento, la vida del espíritu, la sabiduría... y ha sido capaz de llegar a una especie en la que ya se ha desarrollado el Alma, la inteligencia y los sentidos interiores.

A la evolución material se ha sumado pues una manifestación superior, basada en el desarrollo de las cualidades espirituales, Amor, Belleza, Sabiduría, en la inteligencia y en la capacidad de evolucionar a través del conocimiento. Así aunque, las demás manifestaciones no se han detenido, la evolución de la Tierra está principalmente determinada por nuestra cada vez más acelerada evolución.

Durante el largo periodo que llamamos “Prehistoria” el ser humano se dedicó a una economía nómada de subsistencia.
No sabemos que es lo que pensaban, sentían o creían, nuestros antecesores durante este largo periodo. Creo que de alguna manera el primer ser que se puede considerar humano, sintió en su interior unido a la aparición de la consciencia, la presencia de algo espiritual. Aunque en cada tiempo y en cada lugar lo expresaban de una manera diferente.
En un principio ese conocimiento no era más que una sensación de algo "superior", que sentían en todo aquello que les rodeaba, la luna, el sol, algunos animales... Y de algún modo, conseguían comunicarse con la esencia espiritual de la naturaleza, creando las primeras religiones basadas en la magia.


Con la civilización empieza una nueva etapa evolutiva del ser humano que todavía no ha concluido. Comienza el desarrollo de las cualidades superiores y espirituales, nacen y se desarrollan cosas tan importantes como la filosofía, la política, las religiones, las matemáticas, la astronomía, el urbanismo y sobre todo la escritura. La escritura es uno de los avances fundamentales de la humanidad. Y a partir del momento en el que los seres humanos somos capaces de narrar y dejar constancia por escrito de los acontecimientos, pensamientos o conocimientos, entramos realmente en la Historia.
Empieza la organización social, la "especialización económica” y el comercio. Se establecen normas y leyes, y aparecen las fronteras, es decir se definen los territorios que corresponden a cada Estado. Pero lo realmente importante que define a una civilización y le hace crecer, es el cultivo del espíritu y el desarrollo consciente de las artes y las ciencias. Aparece la necesidad de expresar las vivencias espirituales en la materia y el ser humano empieza a investigar, a estudiar y reflexionar sobre todo lo que le rodea y sobre nuestra propia existencia y razón de ser. Se cultiva la Sabiduría, abarcando todo el conocimiento, al cual en las antiguas civilizaciones, se consideraba esencialmente Divino.
Se tiende a la Belleza tanto exterior como interior. El arte se refleja no sólo en la escultura, la pintura, los medios audiovisuales, la música, o en los utensilios cotidianos, sino también y sobre todo en nuestra manera de sentir y de Vivir.

Pero no todas las poblaciones que se tienen por civilizadas lo son realmente. La civilización o evolución de una sociedad se mide por el grado alcanzado en aspectos como libertad, bienestar social, cultura, belleza, armonía, conocimientos o tecnología, más que por su poder económico y político. O lo que es lo mismo, el éxito o fracaso en el tiempo de los principios y fundamentos de una civilización, dependerá de su mayor o menor cercanía a sus pilares básicos de Belleza, Armonía y Sabiduría. Sólo lo bello y verdadero perdura.





Sin embargo de nada servirán civilizaciones avanzadas si los seres humanos no somos conscientes de la presencia de Dios en Todos y sin la vivencia de Ser Hijos de Dios. 

La evolución de la Conciencia pasa por la necesidad de que los seres humanos asumamos nuestro crecimiento interior alimentado por realidades superiores que amplíen nuestra consciencia de Ser y nos conecten con el mundo de Dios.
Amar y vivir en armonía con la Tierra y demás criaturas de este maravilloso mundo, amar y respetar la dignidad de cada ser humano y saber que somos eternos.



Estar despiertos siempre, día y noche.
Vivirse en la Conciencia
y en todas las diminutas conciencias que eres:
es el camino, la meta primera
de nuestra evolución.

De hombre a Hombre Nuevo,
no modificado, sino otro, nuevo, diferente.
Es la etapa, el momento evolutivo,
en el que la conciencia del hombre
penetra, conoce y modifica,
elevando todos los cuerpos y planos donde es.

Su Conciencia, su Ser, su Luz, su Poder
iluminando cada una de las energías,
de las partículas, de las células, de los átomos
de todos los cuerpos donde su Ser
se prolonga y manifiesta.

Ese es el Hombre, Conciencia Crística.
No es esta especie la que seguirá la evolución,
sino otra que creció en ésta.
Un Hombre que vive en todos sus planos
Conscientemente.

Vivificados por la Luz azul
de su ser íntimo que penetra y despierta,
hasta el más oscuro abismo
de cualquier cuerpo y mundo donde somos.
          
Es la alegría plena
llevada hasta el mundo más físico
que hasta en sus divinos átomos está  esperando
ese rayo azul y blanco
que lo libere de las sombras que confunden.


La alegría, la Vida, lo que Es,
penetrando dulcemente todo.
La alegría de ser y del Ser unidas.
Ese es el gozo del Hombre:
La unidad de la Alegría Divina
y de su alegría de criatura.

Un ser así transformaría los mundos inferiores.
Les despertaría a su luz, transformando
y acercando más el Universo   
- planeta a planeta, galaxia a galaxia
y los planos que contienen-, a su Creador.
Hacia la Divina Mente de la que es manifestación, 
esencia y espejo.

Es un Destino maravilloso, de dioses.
Dioses sois, dijo Jesús:
Encarnación del Hijo Creador.”

Nieves B.






Independientemente de que considere la civilización como el núcleo dónde prosigue la evolución, nuestra conciencia es individual y el tiempo una dimensión más. 
Así que detrás del velo, vivamos en un poblado, en una ciudad populosa, o en mitad de la selva, la Verdad es la misma. Lo realmente importante es cada uno de nosotros y nuestra relación intima con Dios. Cuanto más elaborado sea nuestro disfraz, más difícil será romper las cadenas que nos atan a la separatividad y a las ilusiones del ego.
Hay ciertas tendencias que nos confrontan a unos y a otros, obviando que la humanidad es una. La verdad y la sabiduría que encontraron, sumerios, griegos, incas, chinos, mayas, íberos, romano, egipcios, y un largo etc.., forman parte de nuestro patrimonio.
Todos hemos sido conquistados y hemos sido invasores. Lo que perdura traspasado el crisol es el legado de las generaciones posteriores.
¿Qué sentido tiene quedarse aferrados a unas tradiciones, por el sólo hecho de serlas, si el propósito del individuo y de la humanidad es la evolución, el desarrollo de sus talentos, el progreso del Alma y del Espíritu?.

La evolución de la Consciencia tiene cono protagonista al Ser Humano, pero si nos apartamos de ella, la Conciencia tomará otra forma que no existe aún sobre la Tierra. 

Hagamos consciente y vivamos plenamente lo que somos,  Hijos de la Tierra e Hijos de Dios.


“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios”.  (Gn. 2,28)

María A.




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