EL HIJO DE DIOS, LA NUEVA HUMANIDAD



"Evolución espiritual" María A.


LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL

Hace unos cuantos millones de años se hizo evidente que la Tierra había empezado a experimentar una manifestación de la evolución radicalmente distinta.
Este nuevo proceso basado entre otras cualidades, en la inteligencia, en el saber trasmitido de generación en generación y en la conciencia de ser, supone un cambio cualitativo tan importante como la aparición en este planeta de lo que hemos denominado “Vida”.

El Espíritu se hace protagonista de la evolución de la Tierra, abraza la materia y la eleva en su conjunto a una etapa cognoscitiva para que viva, sepa y contemple las leyes que rigen el universo y perciba una dimensión espiritual más allá de este plano material.
Estamos viviendo la Unión  del Espíritu y el Alma universal. Estamos en la dimensión de Aurim. Somos capaces de brillar e iluminar la Tierra.
Estamos en el inicio de una evolución espiritual, nacida de una nueva manifestación de la Conciencia.
La conciencia no es algo nuevo, existe más allá de la materia y está presente en el primer instante de la creación, en el interior de cada partícula, átomo, elemento, célula, organismo vivo... Ella es la que ha impulsado y dado una dirección a la evolución, con sus tres cualidades principales: sabiduría, voluntad,  y amor. 


Así  la evolución está basada en la unión-fusión impulsadas por el amor; número y armonía, cualidades de la sabiduría; diversificación y multiplicación, nacidas de  la voluntad. Estos tres principios se vienen manifestando  en una espiral creciente en organismos cada vez más complejos y evolucionados,  buscando la armonía, la eternidad y el regreso al espíritu.

Así la conciencia sería para el espíritu, lo que la célula es en los organismos vivos, o los átomos en los elementos químicos.

Uno de los soportes materiales de esta nueva manifestación es el cerebro.

El cerebro es mucho más que un simple órgano, es el puente entre lo material y lo espiritual, el centro alquímico donde se fusionan las energías e informaciones externas con lo que cada organismo vivo es capaz de percibir de las dimensiones y energías espirituales.
La especie humana, al igual que los demás organismos, es el resultado  de la evolución. Nuestros antepasados de hace unos 10 millones de años no eran seres humanos.
Pero la rápida evolución de la especie humana es sustancialmente diferente.

La Humanidad ha aportado manifestaciones como el arte, el lenguaje, la escritura, la tecnología, la consciencia, la conciencia, la apreciación de la belleza, el conocimiento, la vida del espíritu, la sabiduría... y ha sido capaz de llegar a una especie en la que ya se ha desarrollado el Alma, la inteligencia y los sentidos interiores.



Minerva. Elihu Vedder


A la evolución material se ha sumado pues una manifestación superior, basada en el desarrollo de las cualidades espirituales, en la inteligencia y en la capacidad de evolucionar a través del conocimiento. El protagonista de esta etapa evolutiva es la especie humana. Así aunque, las demás manifestaciones no se han detenido, la evolución está principalmente determinada por nuestra cada vez más acelerada evolución.
Hace millones de años, durante el largo periodo que llamamos “Prehistoria”, el ser humano se dedicó a una economía nómada de subsistencia y a ir desarrollando  y perfeccionando la industria lítica.
No sabemos que es lo que pensaban, sentían o creían, nuestros antecesores durante este largo periodo. Creo que de alguna manera el primer ser que se puede considerar humano, sintió en su interior unido a la aparición de la conciencia, la presencia de algo espiritual. Aunque en cada tiempo y en cada lugar lo expresaban de una manera diferente.
Me imagino que en un principio ese conocimiento no era más que una sensación de algo "superior", que sentían en todo aquello que les rodeaba, la luna, el sol, algunos animales... Y de algún modo, conseguían comunicarse con la esencia espiritual de la naturaleza, creando las primeras religiones basadas en la magia. 
Las primeras posibles evidencias de rituales asociadas con los enterramientos y tratamientos a los muertos son de hace unos 400.000 años y fueron encontradas en Atapuerca (España), pertenecientes al Homo Heidelbergensis.

Tras la prehistoria dividida en tres grandes etapas, Paleolítico, Neolítico y edad de los metales, llegamos a las primeras civilizaciones.

La civilización es la estructura, el núcleo, donde se desarrolla la evolución espiritual.
Con la civilización empieza una nueva etapa evolutiva del ser humano que todavía no ha concluido. Comienza el cultivo de las cualidades superiores y espirituales, nacen y se desarrollan cosas tan importantes como la filosofía, la política, las religiones, las matemáticas, la astronomía, el urbanismo y sobre todo la escritura. La escritura es uno de los avances fundamentales de la humanidad. Y a partir del momento en el que los seres humanos somos capaces de narrar y dejar constancia por escrito de los acontecimientos, pensamientos o conocimientos, entramos realmente en la Historia.
Empieza la organización social, la "especialización económica” y el comercio. Se establecen normas y leyes, y aparecen las fronteras, es decir se definen los territorios que corresponden  a cada Estado. Otra cosa importante y que define a una civilización es el desarrollo consciente de las artes y las ciencias. Aparece la necesidad de expresar las vivencias espirituales en la materia y el ser humano empieza a investigar, a estudiar y reflexionar sobre todo lo que le rodea y sobre nuestra propia existencia y razón de ser. Se cultiva la Sabiduría, abarcando todo el conocimiento, al cual en las antiguas civilizaciones, se consideraba esencialmente Divino.
Se tiende a la Belleza tanto exterior como interior. El arte se refleja no sólo en la escultura, la pintura, los medios audiovisuales, la música, o en los utensilios cotidianos, sino también y sobre todo en nuestra manera de sentir y de Vivir.


Maria A.

Así la civilización o evolución de una sociedad se mide más por el grado alcanzado en libertad, bienestar social, cultura, conocimientos y tecnología, que por su poder económico y político. O lo que es lo mismo, el éxito o fracaso en el tiempo de una civilización, dependerá de su mayor o menor cercanía a sus pilares básicos de Belleza, Armonía y Sabiduría.

Es un poco difícil de determinar en donde surgió la primera civilización de la Historia. En el estudio de las antiguas civilizaciones, tenemos la ventaja de contar con muchos restos de construcciones, de pinturas, esculturas y sobre todo con algunos documentos escritos. Aun así todavía hay muchas lagunas y misterios que desvelar. Las primeras que conocemos o de las que tenemos vestigios son del 3.500 a.C., como las que se desarrollaron en Mesopotamia y Egipto, y más tarde en la India, China y en el Egeo. Pero hay muchos indicios de que antes hubo otras civilizaciones,  las que según nos cuenta la Biblia y otros libros muy antiguos desaparecieron en el gran "diluvio universal".  Como por ejemplo "la Atlántida".


EL FUTURO DE LA EVOLUCIÓN

Mirra Alfassa, una mujer a la que Sri Aurobindo llamó “Madre” descubría en las profundidades del cuerpo una posibilidad de muta­ción celular, una mente de las células, capaz de abrir paso a la próxi­ma especie después del hombre, y afirmaba:

La humanidad no es el último escalón de la creación terrestre. La Evolución continúa y el hombre será superado. Cada uno debe saber si quiere participar en la aventura de la especie nueva.
La solución no es ni mística ni imaginada, es totalmente concre­ta: la ofrece la Naturaleza misma si sabemos observarla.
La sustan­cia molecular, celular, se ha hecho cada vez más consciente a través de las eras y de los innumerables organismos. Corresponde a cada ser acelerar el proceso. Hazte consciente de tus células, y verás resulta­dos terrestres”.

“¿Podemos esperar que este cuerpo, que es ahora nuestro medio de manifestación terrestre, tenga la posibilidad de transformarse progresivamente en algo que pueda expresar una vida superior, o habrá que abandonar acaso esta forma por completo para entrar en otra que no existe aún sobre la Tierra?. ¿Habrá acaso una conti­nuidad o habrá más bien una brusca aparición de algo nuevo? ¿Habrá un paso progresivo entre lo que somos ahora y lo que nues­tro espíritu interior aspira llegar a ser o habrá acaso una ruptura, es decir que nos veremos obligados a dejar caer esta forma humano actual para esperar la aparición de una forma nueva, de cuya apari­ción no prevemos el procedimiento, y que no tendrá relación algu­na con lo que somos ahora?.”  Madre, el materialismo divino. 



María A. Catedral de Valencia


“El Cosmos todo se sacude, la Tierra  se estremece por esta especie que no sólo se ha animalizado a si misma, sino que ha agredido y roto todas las leyes naturales, cósmicas y espirituales.

Sólo el hombre espiritual, el que es unidad en la Unidad, puede entender, vivir y penetrar el sentido y el ser de la vida Natural.
   
Pero el cumplimiento y Realidad de los Principios Esenciales y cósmicos, no depende de la realización de determinadas formas que toma la Humanidad. Pero el Hombre,  en la vivencia progresiva de todas ellas, debe entender, ser y vivir conscientemente lo que Es, en esa Eterna Sinfonía de la Realidad y realidades de Dios.

Las palabras de Dios, son los Principios y los arquetipos de la creación, y éstos son eternos, porque son espíritu. Pero las formas  (no la forma), el hombre en esta apariencia física, pasarán. Pero la Vida, el Amor, la Verdad, Dios, el Hombre no pasarán.

Ya algunos hombres, algunas conciencias, han recibido el mensaje emitido constantemente por la Conciencia, y se preparan para  la nueva Era, para la nueva Especie, para el Hombre Nuevo. Y no por altruismo, sino como única respuesta al clamor del Cielo:


Al clamor de la Conciencia Cósmica,
al clamor de nuestra conciencia.
al clamor de nuestro corazón
al clamor de la Madre Tierra.
Es tiempo de vivenciar la Conciencia, y el Espíritu, la Fraternidad en el plano físico, de relación entre los hombres encarnados.

Es tiempo de que seamos Unidad en el Espíritu, en la Mente, en el Corazón y en la Tierra".
   
Una Navidad nació El Hijo de Dios y dijo:
“Sed Hombres Nuevos y habitareis un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva”.
   
El fin de este ciclo es inminente.
Seamos creadores y servidores con el Creador y su Creación, y extendamos las alas de la Conciencia, para volar con el Viento hacia la Nueva Tierra, hacia la unidad integral de todos los hombres”.   Nieves B.


Esta evolución no ha terminado, estamos en medio de ella.
Nuestra especie ha llegado a un nivel espiritual capaz de albergar la encarnación de CRISTO. De la multiplicidad y la diversidad, se vuelve a la UNIDAD. De la Materia al Espíritu. Somos HIJOS DE DIOS.


Moebius


“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios”.  (Gn. 2,28)




María A.

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